En algunas oficinas de la Casa de Gobierno se cortaron clavos y reinó la incertidumbre. En los primeros días de agosto, el gobernador Osvaldo Jaldo, había confirmado que los rumores esta vez eran ciertos: a 11 meses del inicio de su mandato, haría cambios en su equipo de trabajo. Desde que esa posibilidad fue publicada en estas páginas, runrunes de todos los colores corrieron por los pasillos del poder. Varias miembros de la gestión se mostraron inquietos, preocupados. Un poco porque el mandatario mantiene un ritmo de trabajo intenso, difícil de seguir, y otro, porque él les resulta indescifrable.
La desorientación fue tal que en estas semanas hubo actores políticos de relevancia que afirmaron en off como un hecho la salida de ministros que al mandatario ni se le pasó por la cabeza reemplazar. También hubo casos de funcionarios que ajustaron sus agendas y trataron de mostrarse particularmente activos ante el titular del Ejecutivo.
Jaldo mantuvo en secreto los cambios. Inclusive para algunos de los protagonistas entrantes y salientes. Uno de los funcionarios que cambió de ámbito, de hecho, se enteró de su ascenso esa misma mañana. Lo llamaron temprano y le dijeron que tenía que presentarse en el despacho gubernamental. Se le recomendó que fuera de traje, pero que llevara la corbata en el bolsillo y que intentara pasar lo más inadvertido posible. La contracara: con el anuncio en marcha, uno de los desplazados fue visto en estado de aturdimiento en el Palacio, en busca de respuestas y con el destino ya sellado.
La reserva en las determinaciones de mayor impacto vienen marcando el estilo del tranqueño desde el interinato. La del viernes fue precisamente una de sus “jaldeadas”, esas mezclas de manifestación de ejercicio del poder, de picardía y de transmitir con letalidad sus decisiones y posturas. Al gobernador le disgustan las filtraciones y no manejar los tiempos y la diplomacia no es precisamente una de sus preocupaciones. Además, fue un mensaje de que evalúa a todos y de que los cargos no tienen dueño.
Jaldo había tomado las decisiones hace tiempo. El caso más resonante es el del ahora ex ministro de Obras, Santiago Yanotti, que fue reemplazado por Marcelo Nazur (hasta el viernes era el responsable de Vialidad Provincial). El ex funcionario nacional, de origen radical y especializado en materia de Energía, se encontraba dando clases en la Universidad de Río Negro y allí se enteró de cambio. El manejo de la cartera que encabezaba, la más nueva en la estructura provincial, tiene sus complejidades en un contexto económico difícil y con reformulaciones en las políticas nacionales al respecto.
Los rumores sobre el alejamiento de Yanotti estuvieron desde el comienzo de la gestión, porque se mencionaba la posibilidad de que ocupara alguna oficina en el Gobierno nacional.
Lo cierto es que Jaldo ya venía disconforme con el trabajo en el área, porque había desacuerdo en las prioridades de uno y otro y en la forma de trabajo. Yanotti, que había sido la sorpresa del Gabinete al asumir, tampoco habría estado tan cómodo. Cuentas en las dependencias del Estado que también habría habido cortocircuitos con referentes de otros ministerios y áreas.
Altas fuentes del oficialismo confirmaron que el detonante para la salida fueron las declaraciones del entonces ministro en una nota con Carolina Servetto en LG Play en la que básicamente afirmó que estaban llegando menos fondos nacionales que los previstos. Unas horas antes, el gobernador había afirmado públicamente lo contrario.
Jaldo no usó indirectas para justificar el desplazamiento. En el acto de jura de los nuevos funcionarios expresó públicamente los motivos y hasta envió un mensaje político fuerte. Consignó que Yanotti viajaba mucho y que tenía otros trabajos. Advirtió de manera tajante que el único que marca la relación política con la Nación es él.
Jaldo viene haciendo malabares en el justicialismo nacional y ante su propia tropa para sostener la relación con el gobierno de Javier Milei. El gobernador sostiene que su diálogo con el mileísmo ha redundado en beneficios económicos para Tucumán. Los dichos de Yanotti, entonces, resultaron inconvenientes y contradictorios a los suyos desde su punto de vista.
Nazur, que cuenta con una veintena de años en Vialidad, fue elegido, afirman en las oficinas de gobernación, porque habría demostrado tener actitud de trabajo, se acopló a la gestión y sería resolutivo.
El resto de los cambios incluye a Pablo Díaz (secundaba a Nazur) como nuevo director de Vialidad; Adrián Dicker como secretario de Hacienda (en vez de Fernando Solórzano) y Javier Morof en Planeamiento (un hombre del jaldismo puro que era secretario de Grandes Comunas en Interior y que ahora ejercerá el puesto que tenía Julio Saguir).
El caso de Hacienda, que depende de Daniel Abad, también sorprendió. Solórzano es un funcionario de carrera que inclusive había sonado como posible ministro de Economía al inicio de la era Jaldo. En aquel momento, había aceptado seguir un tiempo en el ministerio en el rol que ocupaba. El gobernador y el ministro habrían entendido que su ciclo estaba cumplido.
En cuanto a Planeamiento, el tranqueño habría expresado que pretende darle una nueva impronta a esa oficina con la llegada de Morof. La idea es rodearlo de técnicos que se sumen a quienes trabajan allí para avanzar más rápido con los procesos de despapelización y con la digitalización del Estado.
¿Qué otro mensaje dejó Jaldo? Que en su Gabinete pretende integrantes que combinen sintonía política y alto rendimiento.
¿Habrá más cambios? No en lo inmediato. Pero sí hay diferentes áreas en evaluación. El puñado de ministros que era observado reaccionaron y salieron de peligro.
Sobre la reforma
La posible modificación de la Constitución es otro de los asuntos en los que viene pensando Jaldo. Si bien en las últimas semanas la gestión y la reactivación del PJ con la mirada puesta en el año electoral eclipsaron el tema, sigue su curso. El gobernador tiene pendientes reuniones con diferentes sectores políticos (ya conversó formalmente con bloques de la Cámara del justicialismo, del PJS y del radicalismo).
En el Ejecutivo hay un borrador avanzado en el que se analizan los artículos de la Carta Magna de 2006 que fueron dejados sin efecto por la Justicia. A la cabeza de este proceso está la fiscal de Estado, Gilda Pedicone, que es una académica de renombre y especialista en la materia. Ella también se ha reunido con referentes políticos para escuchar otras posturas.
Más allá de las opiniones de dirigentes y funcionarios sobre el futuro de los acoples, corazón de la polémica por los cambios en materia electoral que podrían darse, el gobernador sigue más que firme en su opinión de que los acoples tienen que eliminarse de cuajo. Ha escuchado a especialistas y a políticos hablar al respecto, pero aún así cree que ese aspecto tiene que ser reformulado. “Osvaldo cree que la dirigencia se resiste a dejar sus privilegios y eso le genera enojo”, dijo un hombre cercano al gobernador. Los justicialistas consideran y plantean que tampoco el líder de su espacio puede perjudicarlos con un sistema nuevo. Este es un intríngulis en el que se encuentra el conductor del peronismo local.
Sí hay dos decisiones políticas de relevancia que tomó y que ya comunicó a diferentes interlocutores. La primera es que si hay reforma, la elección de convencionales no será en conjunto con la de diputados nacionales el año que viene. Como ya se dijo, Jaldo quiere provincializar las contiendas, blindar Tucumán y mantener al distrito lo más ajeno posible a los avatares políticos nacionales. El objetivo sería que puedan celebrarse antes, si es que está el consenso y de llegar a un acuerdo. La segunda es que recategorizar municipios y comunas no entrará en el menú de alternativas ¿El motivo? El gobernador está en contra de que se amplíe el gasto político que eso implicaría.
Una preocupación
Otro tema que cerró la semana en la Casa de Gobierno es una preocupación que siempre está latente y que podría extenderse los próximos días. Jaldo sigue con atención la situación terminal del transporte público de pasajeros y tiene marcado con resaltador el asunto en su lista de inquietudes. Le intranquiliza particularmente cómo sigue la historia que mezcla una prestación deficiente en parte de las líneas, reclamos firmes de los empresarios que sostienen que están en crisis y la necesidad de la Provincia y el Gobierno de tomar decisiones que pueden ser incómodas políticamente hablando.
Jaldo pretende que San Miguel de Tucumán tenga algún tipo de participación en el aporte de dinero para que el servicio siga funcionando. Se reunió en las últimas horas con el presidente del Concejo, Fernando Juri, quien está en ejercicio de la intendencia por un viaje de la mandataria de la Ciudad. “La Provincia sola no puede; no da abasto en cuanto a seguir incrementando el subsidio y haciéndose cargo. Por lo tanto, será el municipio el que también deba aportar”, afirmó Juri.
Mientras en el Concejo espera por ser tratado un pedido de incremento del boleto urbano. Trascendió que esa espera podría ser un poco más larga de la prevista. Los empresarios vienen advirtiendo que están en un estado límite.
Lo que podría no proliferar sería el pedido para la declaración de emergencia para el sector que pidió la Intendencia.
La cuestión y todas sus complejidades seguirán estos días en carpeta para el gobernador.